Narrativa salvaje - Relato - Poesía en verso y puro teatro.

H /\ !!! - probablemente sea un escritor mediocre, un libertino actor teatral sin recursos, un ser humano despistado, un amante amado, un cantante de voz silenciosa. ¡Pero! si sé que soy libre y es lo único que tengo.

Quizás amante, o quizás nada...

Desde tiempo a, me siento en cuerpo y alma identificado con la cultura nómada lakota sioux, su luna y en todo lo que concierne a la madre naturaleza y su sabia actitud.

Muchas gracias por visitar cuan leer a los sentimientos, sueños e ilusiones que aquí comparto.

Ser libres y cabalgar /\ !!!

jueves, 20 de noviembre de 2008

A la luz de la Luna /\ !!!



A la luz de la luna tengo momentos en los que escribo cartas con el pensamiento,
pero ya no sé a quién dirigirlas.

Hay momentos en los que me siento tan atado y sin respiración,
que solo escribo cartas para alguien, pero ese alguien ya no tiene remite. – Es una quimera -.

Intento aferrarme a tiempos pasados, a aquellos tiempos pasados en los que abrir cartas era algo común en mi vida. O a cuando escribía cartas sobre mis aventuras y desventuras, mandándolas junto con sobres de diferentes tipos de colores que yo mismo pintaba.

¿Dónde están los buzones ahora?
¿Dónde están quienes recibían mis cartas ahora?

No tengo ni la más mínima intención de abolir la palabra correspondencia de mi diccionario particular. Pero tampoco quiero que la correspondencia actual se trate tan solo de pagos a bancos, a alquileres, a ofertas, a la compra y venta del alma o memezes por el estilo. Es correspondencia vacía.

Siempre he necesitado respuestas para poder sentirme querido,
encontrándolas en las cartas que recibía.
Me alegraba recibir cartas al igual que a un niño le entusiasma que le regalen un balón de fútbol o a una niña una muñeca Barbie. Lo que me pasa es que yo aún sigo siendo un niño chico que al crecer sigue echando de menos las cartas en mi buzón y encima ya no me considero un hombre sino una lesbiana.

Ya no me llegan hojas escritas por carta, ni guardo sobres rellenos de papel en mi cajón desde tiempo a. Y para colmo hasta a mí se me han quitado las ganas de escribir cartas para alguien, por que no hay nadie que las quiera recibir.

Desde el cristal de mi ventana puedo ver al solitario y triste buzón de mi barrio. Sucio, aburrido, pintado y casi quemado por los años, sin que nadie repare en el. Y eso que antaño daba gusto verlo repleto de cartas llenas de ilusión o de lágrimas de quiénes las escribían.
Era muy gratificante ver al personal de correos recoger cada mañana la correspondencia diaria, los buzones rebosaban de vida.

E intentado ingerir ron a secas para aliviarme por los preciosos momentos vividos por carta y en agradecimiento a los buzones, que un día convirtieron en realidad alguno de mis más preciados sueños.

Necesito a las cartas, como ellas necesitan a un sobre con remite.
Necesito hojas de papel blanco para rellenarlas de bolígrafo azul.

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