Recuerdo que había llegado a casa después del colegio y que aún me quedaban dos horas más de libros por la tarde. Por lo que había que hacer tiempo con cosas como; (comer, escuchar música, tumbarse en el sofá, pensar, dudar, ver Rockola y hacer el bobo).
Ya no recuerdo con exactitud el día en que ocurrió. ¡Pero da igual!, quizás sea mejor así. Solo sé que hacía calor y que yo iba en tirantes, con un dibujo de dos personas de melena castaña uno y la otra rubia besándose. Y una leyenda encima de ellas que decía: La Casera. – nadie sabe que soy lesbiana -. Frase que aún hoy me acompaña, es todo un símbolo de culto para mí, por motivos digamos o llamémosles “Z”.
…estaba comiendo cuando ocurrió...
(Espaguetis con tomate que aún lo recuerdo).
En la pantalla de la televisión, la presentadora de Rockola, de vocabulario moderno cuya figura que olvidé, hizo acto de presencia para nombrar a un grupo de Rock zaragozano: los Héroes del Silencio. Iban al programa a presentar su nuevo disco titulado: “Senderos de Traición”, tocando en directo: “Entre dos Tierras”.
– Y lo vi claro -.
No tanto como el agua, pero algo vi…
Vi al mismísimo futuro.
¡Y Sí digo bien!
Me vi a mi mismo recorriendo caminos, sendas y espacios por ciudades, aldeas y pueblos, para ir a sus conciertos. Ya fuese en autobús, coche, andando, en autostop, en tranvía, en bicicleta, en patinete, solo, acompañado o montado en burro cual Sancho siguiendo a Xixote si hubiese hecho falta.
¡¡¡Y quién me iba a decir a mí, lo que viviría tiempo después!!!
Me fui al colegio a echarle las dos horas que me faltaban para cumplir con los deseos de la sociedad, mientras tocaba con mis dedos a una guitarra imaginaria y mecía las greñas de mi cabeza de un lado para el otro.
Llegué a clase y me senté, aparcando por un rato a los Héroes, e introducirme en la tierra de las risas, los chistes, las bromas, las cuchufletas y las chirigotas junto a mis compañeros/as, antes de que la profesora hiciese acto de presencia a poner orden, a hacernos sacar los apuntes y a empezar con la lección para que en un breve recorrido de tiempo, fuésemos hombres y mujeres de provecho. O lo que es lo mismo, el futuro de la nación española.
No sin antes pasar por la mili en el caso de que fueses varón, para después con lo aprendido en el aula y en el cuartel, hacerte una persona respetable dentro del mundo laboral, a obtener un sueldo ostentoso, una mujer que te diera hijos o hijas, una casa con todo lujo de comodidades y un coche dónde ir los domingos a ver al suegro, a la suegra, a sus hermanos u hermanas o para ir de turista a Albacete a traerte navajas como recuerdo de tu paso por la mancha . E ir engordando cada día, a la misma vez que envejeces, te quedas calvo y tu mujer te dice; Cariño eres el mejor, pero me duele la cabeza. Y no te pareces en nada a Julio Iglesias.
Buff!!! – Bendita y mágica España, como la quiero.
(Y a todo esto, estábamos en la guerra del Golfo)
Y más me valía ser golfo español que golfo pérsico.
Yo no me imaginaba teniendo esa vida y mi amigo Ramón tampoco, que en paz descanse allá dónde se encuentre. - La misma paz dejó, que ella misma se lo llevó.
Pero bueno, así es la vida.
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Mientras la profesora nos deleitaba con que si España estaba compuesta de 17 comunidades autonómicas, o que Francia en francés es France y que su sobaká les gotea, o de que Suiza tiene 573 km, o que Benidorm se enamoró de Penélope u que Alicante no pertenece a Valencia sino a Aragón, etc. etc. etc.
Yo mientras tanto, me deleitaba pensando en la mejor manera de copiar en los exámenes en el caso de que me fallara la memoria en el preciso instante de tener que escribir lo que tenía que poner para quedar bien y ser aprobado.
Y todo ello por supuesto sin hacer preguntas, por que de habérseme preguntado…
A mí solo me interesaba por aquel entonces tomar el sol con todas, salvo con las españolas, latinas o moras. Divisar la Liberté, la Égalité y la Fraternité. Moverme entre campos, agua, animales y palmeras. ¡Ahhh! Y de tanto en tanto en colarme en alguna cueva misteriosa o casa encantada, en saber si existían las brujas y conocer a alguna en persona, en intimar con migo mismo para conocerme. En saber por que los sioux me susurraban cánticos por las noches. En tomar un refresco cuando tenía sed mientras miraba al respetable. En averiguar que se siente cuando se desea, que no cuando se ama, por que no estaba para amar por aquel entonces, era mucho mejor desear y que te deseasen, que caer en la red del amor. Podías caer en el riesgo de ser lanzado en silla de ruedas cuesta abajo y sin frenos. En ser libertino, amante y cansino.
Pues volviendo a lo de antes, aquello de:
¡¡¡Y quién me iba a decir a mí, lo que viviría tiempo después!!!
En efecto. Bailaba y cantaba al son de Héroes encaminándome por parajes auténticamente nocturnos. A veces hasta tropezaba con gente mucho más inepta, incapaz e incluso más imbécil que yo. Pero valió la pena el estar en aquellos conciertos por España, conocer a aquella gente con la que compartía un camino de sueños e inquietudes. Y al estar junto a aquel grupo que compuso canciones tan delirantes como: …16, Agosto, Mar adentro, Con nombre de Guerra, La chispa adecuada, la Carta y la Carta del indio salvaje entre otras.
O pasando memorables anécdotas en Benasque, Zaragoza, Alcoy, Benidorm, Sevilla, Valencia, Alicante y demás lugares. A la vera de un refrigerio entre sillas de bar, en algún lugar perdido de la península, hablando de posibles ritmos para las canciones para llegar tarde al escenario.
Y amores, por que soles son amores y bla-bla-bla.
Son cosas que prefiero no contar y reservar en la intimidad.
Fue una pasada en la que ni ellas eran tan grupis, ni nosotros tan rebeldes.
Tan solo era un juego, un juego genial.
Nunca más volví a saber nada de Ana Belén ni de sus fiestas. Y por supuesto HDS se separó y se desvaneció.
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