Narrativa salvaje - Relato - Poesía en verso y puro teatro.

H /\ !!! - probablemente sea un escritor mediocre, un libertino actor teatral sin recursos, un ser humano despistado, un amante amado, un cantante de voz silenciosa. ¡Pero! si sé que soy libre y es lo único que tengo.

Quizás amante, o quizás nada...

Desde tiempo a, me siento en cuerpo y alma identificado con la cultura nómada lakota sioux, su luna y en todo lo que concierne a la madre naturaleza y su sabia actitud.

Muchas gracias por visitar cuan leer a los sentimientos, sueños e ilusiones que aquí comparto.

Ser libres y cabalgar /\ !!!

miércoles, 26 de mayo de 2010

Alma sioux /\ !!!



ALMA
SALVAJE
ESPIRITU
LIBRE
SOMBRA
SIOUX


Dedicado a las tribus nómadas de las grandes llanuras, valles, prados y ríos.

<---------->> ¡¡¡A las naciones nativas de los pieles rojas!!! <<---------->


ARAPAHO ARIKARA ASSINIBOIN PIES NEGROS CADDO CAYUSE CHEYENNE COMANCHE CREE CROW SIOUX GROS VENTRE HIDATSA IOWA KIOWA MANDAN MISSOURI OMAHA OSAGE OTO PAIUTE PAWNNE PONCA SARCEE SHOSHONI UTE WICHITA ACOMA APACHE HAVASUPAI HOPI JAMEZ LAGUNA MARICOPA MOHAVE NAVAJO PAPAGO PIMA PUEBLO TAOS TARAHUMARE TONTO WALAPAI YAQUI YUMA ZUNI APALACHE BILOXI CADDO CATAWBA CHEROKKE CHICKASAW CHOCTAW CREEK MUSKHOGEAN NATCHEZ PAMUNKEY POWHATAN SEMINOLA SHAWNNW TUSCARORA ABNAKI ALGONQUIN CAYUGA DELAWARE EASTERN-CREW ERIE HURON IROQUES ILLINOIS KICKAPOO MOHICANO MENOMINEE MIAMI MICMAC MOHAWK NARRAGANSET NIPISSING OJIBWA ONEIDA ONONDAGA OTTAWA PENOBSCOT PEQUOT POTAWATOMI SAUK-FOX SENECA SUSQUEHANNA WINNEBAGO WYANDOT BELLA-COOLA CHIMAKUAN CHINOOK COMOX DUWAMISH HAIDA KUSA KWAKIULT NISQUALLI NOOTKA PAYALL-UP SALISH SHAHAPTIAN SNOHOMISH SONGISH SQUAMISH TILLAMOOK TLINGIT TSIMSHIAN TWANA YONKALLA COUER-D’ALENE FLATHEAD KALISPEL KUTENAI NEZ-PERCE PALOUSE SPOKAN TENINO UMATILLA WALLA-WALLA YAKIMA CHUMASH HUPA KAROK KATO KLAMATH MAIDU MIWOK MODOC MONO POMO SHASTA WAPOO WASHO YOKUT YUROK…





Long, long time ago…

¡O lo que es lo mismo!
Hace ya muchas, muchas, muchas, muchas, muchas, pero que muchas lunas. En tiempos de un ayer como podría ser hoy en algún lugar…

La noche se extendía sobre el valle y en la gran tipi ceremonial de la nación sioux, empezaban a sonar los tambores de los ancianos, las mujeres a susurrar suaves sonidos a coro, los hombres a avivar la hoguera de los vientos, las ancianas a buscar calor y cómodo asiento, los niños cual niñas a refugiarse bajo el regazo de sus parientes. Y la vieja y sabia madre de la tribu, esperando en silencio para contarles una vez mas, las historias de sus ancestros, hasta el futuro de un mañana…

Cuando vieja y sabia madre empezó a hablar, tanto los tambores como las mujeres con sus sonidos suaves callaron al unísono, oyéndose tan solo el rugido de las llamas de la hoguera de los vientos.

Solo el tiempo que ha pasado y aquel que vendrá nos enseñará que es la verdad, la belleza y la pureza. Pero tened en cuenta que algunas verdades, no nos sobrevivirán con el paso de los tiempos. Nuestras leyendas perdurarán por siempre…siempre habrá quién las susurre, aunque las susurren mal. Ya se encargarán los cuatro vientos de las grandes montañas de ayudarnos. Nosotros/as, siempre fuimos nómadas. Cazadores y cazadoras de bisontes.

Hoy me inquieta una visión que he tenido para nuestro venidero mundo,
Nuestro amigo el bisonte, según he visto. Retrasará su llegada a nuestro valle para comer hierba y pacer. Es posible que en estos próximos inviernos ni siquiera podamos verlos aquí, por ende no habrá caza ni comida para el pueblo.

Y según la vieja y sabia madre hablaba, las gentes del pueblo sioux, empezaban a sentirse hundidas a la vez que vendidas a su suerte.


Vieja y sabia madre, solía cantar después de contar sus visiones, para apaciguar y tranquilizar al pueblo. - No todo se pierde -, cuando hay lucha y entrega común. Solo hay que apelar a la sabiduría de los que ya estuvieron aquí, o de la gente anciana, para que junto a ellos/as se sepa lo que hay que hacer cuando llega un invierno duro o un verano de escasez.

Aún sin acabar la noche y después de que vieja y sabia madre dejara de cantar, abrió sus ojos de nuevo y comenzó a departir sobre algo que la molestaba en sus sueños de noche. Algo mucho más importante, que el hecho de que el bisonte se alejara de nuestras tierras.

Una cruz, un lema y una hueste que viene en vela por mar. Es una especie distinta a nosotros/a, que cabalga de diferente forma por tierra y navega por mar con fuego, buscando presas y conquistas.
Hay una mujer guerrera, que parece que se nos unirá aún más. En mi borrosa posición, no se bien de quién se trata y espero que la conozcamos pronto. Parece ser, nuestra única esperanza contra los desacuerdos. Ella llegará, le conocerá a él y a continuación tomaremos partida.
No temáis cuando llegue la cacería de la hueste extranjera a nuestro valle, les brindaremos una nueva era, dónde volveremos a notar el invierno junto al verano. Y se marcharán.
A ella la llamo, la mujer de la silueta blanca.

Aquella noche, vieja y sabia madre al acabar la ceremonia, camino en silencio hasta su tipi, miró al cielo y siguió sin ver el rostro de la mujer de la silueta blanca, pero sabía que ella era una bendición de prosperidad para su pueblo. Debía proteger su llegada al igual que se protege una promesa.

Siempre había alguien en la tribu, que en las sucesivas noches no dormía. Salía de su tipi en silencio y observaba al horizonte, mientras se preguntaba si todo saldría como vieja y sabia madre decía. Todos y todas tenían fe en ella y en sus predicciones, pero estaba claro que aún así, tenían que tomar precauciones. Todo varón sioux, se hacía cávalas, pensando en la mujer de la silueta blanca. De cuando llegaría, de cómo llegaría y a cual de ellos elijiría como su prometido y portador de la lanza de las plumas del buitre. Y quién sabe si descendencia.

Varias lunas pasaron desde que vieja y sabia madre les comunicó aquello, sin que apareciera la mujer de la silueta blanca ni la hueste de esa especie distinta. Pero siguieron sus vidas, entre días de trabajo en conjunto, tardes de paseos por las praderas y noches de cuentos en la gran tipi ceremonial. Sin dejar de lado sus cacerías por diferentes lugares cada vez más alejados de su territorio, dado que el bisonte no llegaba hacia mucho tiempo, como predijo vieja y sabia madre aquella noche.



¡Hasta que! – ¡un buen día!... Pasado mucho tiempo, se cruzó ante ellos y ellas por la ladera de la montaña, una mujer que venía hacia la tribu. Ella iba sedienta, hambrienta y con muchas lunas a sus pies, huyendo del hombre del color que no se tosta al sol y su cruz. Su lugar en la tierra había desaparecido, junto con su familia y toda su gente. Ella logró escapar y caminó y caminó y camino…hasta que les encontró.

Al escuchar la nación sioux su relato, tanto vieja y sabia madre como todo el clan, ahondaron en protegerla, cruzándose miradas de compasión, fidelidad y amor en sus corazones.
La mujer de la silueta blanca, por fin tenía rostro, cuerpo y alma.

La cacería había llegado. El principio del fin, o el fin del principio. – (Y sonaron los tambores) -.

Desde ese mismo instante, la nación sioux, reivindicó ese día, como la esperanza de un futuro de prosperidad. Pero para vieja y sabia madre, aunque alegre, debía dar valor y quietud para los momentos que se avecinaban. Pronto estarían aquí, para despojarles de sus tierras. Y ya de por sí. Eran muchos los ancianos/as, los niños/as y muy pocos y pocas los guerreros cuan guerreras.

La noche que conocieron a la mujer de la silueta blanca, una gran lluvia helada cayó sobre el poblado y todo el valle. Quizás a modo de bendición, o quizás a modo de triste premonición. - Aún no lo sabían.

Varias lunas después, por el horizonte un niño sioux que jugaba junto al río, avistó a lo lejos a un charlatán de cuatro patas que le miraba, mientras que en una mano llevaba una cruz, en la otra un lema y detrás suya a una hueste de soldados. Dándose el niño pies por bandera, para avisar a toda su gente de lo que había visto.

La guerra o la gloria habían llegado al hogar.

Al grito de unión y de liberación, toda la nación sioux junto a la mujer de la silueta blanca, salvo los que no estaban en condiciones de luchar. Batallaron contra los charlatanes de cuatro patas.
Pocos y pocas quedaron vivos para quemar y honrar a sus muertos en el río. Pero los/as que lo consiguieron tras perder su tierra, anduvieron hasta alcanzar a las tribus vecinas para alertarles y pedirles asilo.

El mensaje de los sioux que quedaron en pie, se extendió rápidamente por todos los rincones de las tierras vecinas, hasta acabar ocultándose detrás de los árboles por los anales de la historia. Ellos y ellas fueron los hijos e hijas de la madre tierra.

Ya ha pasado mucho tiempo desde el día en el que los sioux hablaron para ser escuchados/as. La madre tierra es grande y nosotros/as pequeños/as. A la salida del nuevo sol y una vez difuntos, nos uniremos en la montaña de los espíritus junto a nuestras raíces. Para seguir en otro lugar un nuevo mañana de tipis, cuentos, leyendas y hogueras encendidas.

Ellos ganaron la guerra y nosotros/as la libertad.





Y la leyenda comenzó...

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