Érase una vez...
A muchas lunas de tiempos perdidos en el pasado.
Arribó a los muros de la ciudad errante de Alicante. "Un viajero de mar". Un juglar andante de espada rota, de pluma nómada y de capa blanca de mal asiento. Que al pisar tierra en puerto, ¡sorprendíose!, al leer en el arco a roca de bienvenida a la cosmo-urbe, un magnánime escrito con noble de distinguido lema: A la muy ilustre fiel y siempre heróica villa de Alicante.
- Y tras unos segundos de reflexiva atracción -.
Miróse sus pies, alzó su vista a la mar, engalanó su blanca capa...Y penetró en ella.
Dando el cante cual cantante, del hambre al olor de tierno asado, bañado en licor y tomate. En la taberna del gordolobo Pamplonino. Dándose gusto a saciarse.
- Y a las horas de llenarse -.
Instalóse en posada de la señora Inés, en cerrar los ojos al descanso.
Sin saber... que en esa fortaleza, interpretaría a laúd cual flauta, su romance más interesante, a los oídos del viandante.
Dicho trovador fue Miguel, después de lo de Flandes.
Hoy en nuestros nuevos días, es visto y escuchado en hoja escrita de vieja pluma, que la leyenda hizo patrio al viajante como suyo.
Fuese cierto, leyenda o fantasía; quién lo dijo lo produjo. Y quién lo produjo fué un galanero soñador, que antaño lo escucho, o que quizás lo presenció. Mientras que bién acompañado en las calles hablaba.
¿Es verdad o es mentira, que llegó esta historia hasta nuestros días?
A mi me da igual, yo soy de Alicante igual.
¡Y volvemos al!.
Érase una vez...
A muchas lunas de tiempos perdidos en el pasado.
Arribó a los muros de la ciudad errante de Alicante. "Un viajero de mar". Un juglar andante de espada rota, de pluma nómada y de capa blanca de mal asiento. Que al pisar tierra en puerto, ¡sorprendíose!, al leer en el arco a roca de bienvenida a la cosmo-urbe, un magnánime escrito con noble de distinguido lema: A la muy ilustre fiel y siempre heróica villa de Alicante.
- Tras unos segundos de reflexiva atracción -.
Miróse sus pies, alzó su vista a la mar, engalanó su blanca capa...Y penetró en ella.
Dando el cante cual cantante, del hambre al olor de tierno asado, bañado en licor y tomate. En la taberna del gordolobo Pamplonino. Dándose gusto a saciarse.
- Y a las horas de llenarse -.
Instalóse en posada de la señora Inés, en cerrar los ojos al descanso.
Sin saber... que en esa fortaleza, interpretaría a laúd cual flauta, su romance más interesante, a los oídos del viandante. Que hizo grabar para el tiempo, no perderse en las mentes del olvido en el hogar alicantino.
Dicho romance Dice así:
"Dos príncipes pretendían a la hermosa doncella Cántara. Sin saber el Rey a quién de los dos pretendientes debía a bién entregar al honor la mano de su hija.
Pensó y pensó, hasta que se le ocurrió proponerles sendas propuestas de hidalga ambición;
Una de ellas, se la propuso a uno, diciéndole que si traía las más exquisitas especias de los confines de la India, le concedería el placer de ganarse el amor de su querida hija. Y al otro, (llamado Ali), le propuso la idea de que le trajera la traída de las aguas del Río Verde a la ciudad por medio de un gigantesco acueducto.
Los dos contrincantes, aceptaron sin remilgos tales hazañas.
Mientras, en el corazón guerrero de la princesa Cántara, sólo existía amor verdadero por Ali.
Por ello.
Cuando este no pudo cumplir su misión, y su contrincante sí. La princesa Cántara, decidió suicidarse, arrojándose al mar por la ladera del castillo, del castillo de Santa Bárbara, el castillo inmortal, honra de la ciudad de Alicante y de sus nacidos/as.
Ali, al conocer la muerte de su amada. Quiso seguir la misma suerte que ella.
Mientras que el Rey, montado en sudor, de mala cólera y de dolor. Provocó el derrumbe de la ladera del Benacantil, formando su cara grabada en la piedra. Dando paso desde aquel día, a la fábula de la unión de un amor imposible. (ALI - CANTARA), formando el nombre de la actual ALICANTE para siempre".
Es muy popular y conocido que lo antiguo es lo moderno y que lo moderno es lo antiguo.
Fin.
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