Es tal vez que detrás de nuestra lejana infancia,
pervives hoy día,
lejos de agotarse,
aún en la distancia,
dentro de mí.
Te muestras ante mí como una nueva esperanza perdida en el tiempo, pero no lejana a mi pensamiento diario.
No quisiera vapulear o escandalizar a mis sentimientos,
aún sentidos de ti.
Como si siguiera teniendo esperanza,
conservo intactas mis pretensiones que un día planté en ti.
Pudiera y quisiera desear no haberte conocido,
¿Qué sentido tiene para mí, el haberlo hecho?,
si nunca hemos hendido un instante nuestro.
No te molestes pero hubiera sido mejor así,
que recordarte tanto tiempo después,
sin tener ninguna razón de hacerlo.
Si tuviera que robar algo, sin demora diría lo que robaría.
Quisiera tener aquel instante al anochecer,
en el que tú y yo nos mirábamos sin tocarnos,
y mas aún,
sin decirnos palabra alguna.
No sé tan siquiera que puedes pensar de mí,
es más,
no sé ni tan siquiera si te acuerdas aún de mí. – Pero creo que sí -.
Lo vi reflejado en tus ojos, peor no nos atrevemos a decirnos nada. ¿Por qué?
Quisiera hacer espacio - tiempo de aquel instante -.
Poder ser invisible de mi soledad frente a un amor imposible de ocultar,
serme fiel a mí mismo expresándote mi ansiedad.
A no muy pocos metros se reavivo mi esperanza,
fue aquella que años atrás ya perdida,
no dejé que me afectara.
En la noche consumida,
pude atreverme a respetarte como a amarte,
acercarme e idolatrarte,
y sin embargo,
la noche se esfumó incandescente,
sin atisbo de pensamiento alguno por mi parte.
Ser hidalgo no es fácil, español tampoco.
Por eso será que nunca podremos ser amantes,
eternos amigos,
o un amor fugaz.
Al caer el mañana,
estos pensamientos morirán conmigo.
Me asusta sí. Pero, la nostalgia quisiera para siempre para recordar que………
Al filo de aquella noche,
quise huir contigo,
para darnos un último y único beso,
y así poder decirte que no estás sola,
tu serena belleza junto con tu mirada,
invaden mi cuerpo, mente y alma.
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