- ¿Es ella?, verdad, ¿es esta la foto por la que tanto galanteaba? -.
Si, esta es la FANTASIA, o así es como tituló a su foto con Enrique.
- ¿Y como acabaste tú con la foto?, ¿acaso la perdió y la encontraste cuando Ally marchó? -.
No, no,… que va. No se por que me la guardé para mi, hace semanas que tropecé con ella en el que era su apartamento, encima de una de las mesas del salón comedor. Me sorprendió verla, pero, lo cierto es que allí estaba, silenciosa y sola, como si se tratase de una foto simple y cualesquiera.
- Es curioso. Creí, que Ally, se la habría llevado consigo -. Pero bueno, así es ella, siempre acompañada de su pequeño halo de misterio. Que tanto encandilaba a los hombres que la conocieron por cierto -.
¡Uf!, ‘y que dicho quede’. Yo me supongo que se la olvidaría. O como solía decir ella; debes de dejar el resto de tu naufragio esparcido, desaparecido o roto, para poder así, abrirte una nueva meta, camino o sueño.
Y lo curioso Lilianna. Es que estuve esa misma mañana con su padre, para poner el cartel de APARTAMENTO EN VENTA, y ninguno de los dos la vio. No me percaté hasta que fui por la tarde con aquella monótona pareja que quería echarle un vistazo al apartamento.
¿ Recuerdas aquella tarde?, la tarde que habíamos quedado para ir a la biblioteca de la playa, la que te llamé un rato después para cancelarlo por que sus padres me habían pedido el favor, de mostrarles la casa a una pareja de chicos, que recientemente iban a contraer sus nupcias y que estaban muy interesados por ver el apartamento.
- Si, la recuerdo -.
¡Pues esa tarde fue!. Me encontraba junto a ellos, enseñándoles el salón comedor cuando la vi. La cogí y me la guarde. En cuanto al resto nada interesante, sigue sin venderse, a aquella pareja le fascinó el apartamento, pero al final no paraban de recriminar lo elevado de su precio. Y yo ahí ya no pude hacer nada, solo les dije a modo de convencerles, que San Juan se encuentra a un vagabundeo de Alicante y que no encontrarían ningún problema en desplazarse, por las cercanas líneas de bus, los constantes taxis y el tranvía que bordea toda la costa. Pero no terminaban de darse a buenas el uno al otro.
Para terminar de intentar en convencerles, les comenté lo de las vistas y que se encontraba en primera línea de playa, (pero nada), no hubo manera de convencimiento por mi parte. A si que, desestimaron lo que les contaba, y se marcharon en busca de alguna oferta mejor para su bolsillo.
Y, en cuanto a la foto, digamos que en cuanto la vi, me la deslicé hacia el bolsillo, con el fin de conservarla como recuerdo de aquel 30 de Mayo de 2002.
Debí de habérsela entregado a su madre cuando estuvo aquí, junto con las demás cosas que se llevó de Ally. Pero bueno, quizás para mí también me sugiere mucho guardarla y mirarla de vez en cuando.
- Si, bueno supongo que sí, tú por lo menos participaste de aquella gran tarde, en la que visteis a Enrique, pero sobre todo ella, y se que ambos guardáis ese momento tan esencial en aquel hotel. Me hubiera gustado a mí también haber participado de aquel instante con vosotros -.
Aquel día fue muy agradable para ella ¿sabes?, la verdad es que nunca la había visto tan deleitada como aquel 30 de Mayo en la cafetería del Hotel Reconquista de Alcoy.
- Nunca se podía haber imaginado lo que vivió allí -.
¡Y tú que lo digas!. Te cuento, cogimos el autobús hacia Alcoy a las 9:30 h. de la mañana de aquel sábado, llegando a eso de las once, y a todo esto el concierto no estaba previsto que diera comienzo hasta las 22:30 h. Actuando junto a él, Loquillo y Urrutia.
Nada más llegar, me convenció para irnos directamente a la cafetería del Hotel, por si de uno de estos casuales, y si su intuición no la fallaba, ya estuviese allí como el que no quiere la cosa tomándose un café con coquetes fregides.
A todo esto; no sabíamos si ciertamente iría a elegir el Hotel Reconquista para hospedarse, o si finalmente junto con su Huracán Ambulante, vendrían en su furgoneta particular poco antes del concierto y partirían sin mas demora al finalizarlo.
El caso es que, una vez dentro del Hotel, nos metimos en la cafetería, volvimos a desayunar, y no obtuvimos ni un nimio rastro de que se hospedase en el.
El caso es que, una vez dentro del Hotel, nos metimos en la cafetería, volvimos a desayunar, y no obtuvimos ni un nimio rastro de que se hospedase en el.
- Me estoy imaginado el juego que os producíais el par de dos. A Ally ávida de encontrarse junto a Enrique en algún lugar del Hotel, y a ti mientras tanto evocando a la paciencia -.
Bueno, la verdad es que tengo un grato recuerdo de aquel día de Mayo, sobre todo por como lo culminamos.
Pero, no creas que ahí queda la cosa, no. Una vez que conseguí sosegar a Ally, diciéndola que iba a lograr su sueño, y que no me cabía la menor duda de ello, la sugerí y animé para vagar por la ciudad, hasta encontrar un buen restaurante o bar de menús de esos del día donde podríamos comer hasta saturarnos, y luego descansar un rato. Y, bueno, poco más o menos, recuerdo que estuvimos en un restaurante que encontramos tirando hacia la carretera de Alicante, “la Venta Saltera”, donde nos obsequiaron con un deleitoso menú, con su postre y su café, exquisitez en el servicio, y muy buen precio por todo.
- O sea que puede decirse, que tenéis un ojo excelente para escoger lugares del buen comer -.
Puede decirse, que acertamos con el lugar, y es algo que se agradece. Y una vez terminamos, nos dirigimos hacia algunos de los sitios mas típicos de Alcoy a modo de paseo, como por ejemplo la rosaleda, para ver la estatua de San Jorge, las famosas calles de San Nicolás y San Lorenzo, por lo de las fiestas de Moros y Cristianos, la plaza de España, dónde se encuentra el ayuntamiento que es bien simpático y el puente de San Jorge, punto dónde nos paramos en la plaza de dins a tomarnos algo en el pub D’ins, y ya agotados nos fuimos a cenar a la calle Santa Rosa, esquina con Oliver al “Golliath” en plan rustico.
- Algún día tienes que subirme a Alcoy, hace muchos años que no me dejo caer por allí, y lo recuerdo mas bien poco, por no decir nada -.
Pues, cuando quieras, nos preparamos un fin de semana.
- Y ahora es cuando viene lo del encontronazo con Enrique en el hotel, ¿verdad? -.
Exacto, después de la cena, nos dirigimos al Reconquista, siendo las 7:00 de la tarde mas o menos, para ver si podíamos tener la gran suerte de conocerlo antes del concierto.
Y hay nos ves a los dos en la puerta de entrada al hotel. Que si, ¿Qué hacemos?, entramos, esperamos, preguntamos en recepción o que, etc, etc. Y nada, estuvimos esperando un buen rato fuera, mientras veíamos salir y entrar inquilinos del hotel, preguntándonos cada vez que veíamos a algún chico o chica joven, si sería a no de alguno de los grupos. Pero nada, no conseguimos ver entrar o salir a su ídolo, hasta que nos decidimos por entrar a charlar con la chica de recepción y uno de los encargados para preguntarles si estaba hospedado Enrique Bunbury entre sus huéspedes, a lo que nos contestaron que esa información no podían ofrecérnosla, y la verdad es que lo entendimos. Pero, a todo esto, vimos que dentro de la cafetería se encontraba un chico, que nos pareció que tenía algo que ver con el concierto y fuimos en seguida a preguntarle por Enrique, a lo que el nos respondió que venía departe de Loquillo y no sabía muy bien dónde andaba Enrique en estos momentos. Pero hay no queda la cosa no, de repente se abre la puerta del ascensor y aparece DelMoran el contrabajo del huracán Ambulante, a lo que raudos nos dirigimos hacia el para estrecharle la mano y preguntarle por el dichoso Enrique que tanto se nos hacía de rogar, y muy amablemente nos atendió, prometiéndonos avisarle que en la cafetería había dos fans que querían saludarlo. Ahora ya creíamos que por fin se cumpliría el sueño de Ally.
- Que pasada tío, menuda aventura. Ahora entiendo y me explico muchas cosas de Ally -.
Nos volvimos nerviosos hacia la puerta de salida del hotel, a modo de echarnos unos cigarros y tranquilizarnos, posiblemente esta fuese una oportunidad única gracias a DelMoran que nunca olvidaríamos los dos. Y dicho y hecho, pasado un buen rato, me giro hacia Ally para comentarle algo mientras miro por el cristal que da a la cafetería y hay estaba Enrique con el resto de su grupo, tomando unas cañas, ya te puedes imaginar como se quedo Ally cuando le dije que se girase y viese quién estaba ya allí. NO QUERIA ENTRAR, estaba flipadísima, hasta que a pequeños empujoncitos la iba diciendo que ya lo tenía hecho, que entrase y lo saludase, que su sueño por fin iba a cumplirse y con creces.
Entramos de nuevo al hotel, Ally primero y yo detrás, nos dirigimos hacia la cafetería, abrimos la puerta de cristal que nos separaba y en el momento que Enrique estaba charlando con un amigo suyo a espaldas nuestras, Ally se le acercó, le toco el hombro y le dijo.
Hola, soy Ally. ¿Enrique Bunbury?
Ese es mi nombre.
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