- Hermana árbol, háblame de tu energía. Revélame misterios del cielo y de la tierra -.
Abracé a un árbol como a quién te despierta en libertad por las mañanas. Le puse mis pies en sus raíces, tronco, rostro, pecho, vientre y sexo. Lo abrazaba con las palmas de mis manos abiertas. Sentía mi propia respiración e incluso el pulso de mi sangre en sintonía con la sangre del árbol.Mi cabello se transformó en hojas, en tronco mi cintura, los brazos en ramaje y mis pies en entrañadas raíces.Sentía que mi ser era una completa energía que ascendía por la "Madre tierra" que bajaba de los cielos. De repente dejé de sentir mi yo; y fui árbol, solo árbol, exclusivamente árbol.
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